"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

viernes, 28 de octubre de 2016

LA SONRISA ETRUSCA (José Luis Sampedro)

«Eso, así, ¿ves cómo aprendes? Así, a golpes y a caricias... Así somos los hombres: duros y amantes.»

Hasta el cuello de humanidad, y rebosante de sencillez y ternura, La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro no es un libro, es un manual para reaprender a amar las cosas.
Parco y tosco, un viejo campesino calabrés, Salvatore Roncone, Bruno para sus camaradas partisanos, se instala en casa de su hijo en Milán para tratarse de un cáncer que, poco a poco pero irrevocablemente, se abre paso a dentelladas en los adentros de quien un día fuera el héroe de Roccasera, benefactor del pueblo, tres veces herido en la guerra contra los tedescos.
El viejo reconoce su dureza rural en su fuerte animadversión, su (triste, eso sí) regodeo ante la ciudad italiana, centro de las prisas, los agobios y los sinsabores cosmopolitas. («Temerosos siempre de no saben qué, y eso es lo peor. (...) Nunca están en su ser; siempre en el aire. Ni machos ni hembras del todo; no llegan a mayores pero ya no son niños.»)
Sin embargo, el viejo Bruno conocerá en Milán a su nieto, su último afecto: Bruno también, Bruno; su Brunettino: blanquísimo ángel, una pequeña criaturita tierna y blanda, de un olor tibio, tenue y dulzón, embriagante y posesivo; a lo que huele el amor.
En él volcará toda su ternura; compañero de sus noches, evocará con él sus primeros pasos, allá en la tierra calabresa: también a él le ayudará a darlos.
Así, como un solo cuerpo, las dos figuras avanzarán juntas, sin soltarse jamás, hasta emerger en un mismo aprendizaje: el uno, a ser hombre; el otro, a estar vivo.
Conocerá también a una mujer, dando forma a su última pasión: un amor al que entregarse entero, sin hacer ruido, sin artificios. Un amor casero y justo, sencillo, como los de antes.
Y así, caminando juntos por la vida que les queda, resolverán las derrotas, los mordiscos de los fracasos, conocerán el alma humana, descubrirán el secreto último de la vida, de este viaje milenario: darse y recibir. No pedir más a la vida.(«Que no se rompa.»)
Duro y amante, Salvatore Roncone, que se crió a puñetazos contra todo, al fin lo comprende. Triunfador ya, de alguna manera, en este mundo; sereno ante la puerta que le aguarda, porque ya sabe vencer al destino.

Del mismo modo en que todos necesitamos amistades, analgésicos, afectos... también todos necesitamos este libro. Todos necesitamos gente a la que amar. 

martes, 31 de mayo de 2016

Todo lo que hemos escrito, se quedará en el lugar donde podrás observar, ser y leer, lo que sientes

¿Cómo se acaba algo que no tiene fin? Parece que fue ayer cuando estábamos en un descampado, haciendo fotos para nuestra primera entrada en el blog.
Cuando nos embarcamos en este proyecto no sabíamos cómo nos iba a ir, qué encontraríamos, qué nos encontraría a nosotros; a día de hoy contamos seis mil visitas, dos vídeos, cinco trabajos, ochenta entradas y un quintal de autosatisfacción y orgullo. Cuatro senderos, cuatro corrientes y una fuerte premisa que triunfa: qué niños vinimos y qué curtidos nos vamos. Los caminos se bifurcan.

¿Qué recordamos de este curso?
Una pregunta, ¿Pueden ser los grupos de cuatro personas?
Estar mirando desinteresadamente en un diccionario de sinónimos y ver la palabra corrientes, y abrirlo por otra página aleatoriamente y a ver si adivináis que palabra salió: viandantes.
Noches soñando y tardes escribiendo, mañanas de esas en las que todo es gris hasta las teclas del ordenador, todo menos tu cabeza y tus dedos.
Una chica rubia intentando gritarle a la cámara mientras cerraba la puerta de un garaje (al final esa escena del booktrailer de "Tú y yo" quedó bastante bien). Grabar en el instituto a las ocho de la tarde con la soledad de los pasillos dentro y un frío intenso en el exterior, coger el cercanías hasta la estación de Goya y caminar, sintiendo la mirada de la gente con unos esquíes por la calle como compañeros de viaje.
Secretos entre las líneas, borradores interminables, excusas, críticas de esos que no entienden y las notitas con las faltas de gramática y sintaxis.
Nuestros apaños caseros para intentar grabar en la pizarra el vídeo de Rebelión en la Granja.
La foto que tenemos en la cabecera que la hicimos un domingo de pilares en una pared de un metro y medio de ancho.
Estuvimos en su día de acuerdo: "Escribo, luego soy luego leo." Mas corregimos: "Escribo, luego puedo vivir."



Quizá fue casualidad coincidir, pero menos mal (suspiro fuerte). Y quizá nos vamos, y quizá nos iremos, pero nos despediremos aún con la duda. Porque aún no sabemos que fue eso que empezó todo esto y que no lo terminará nunca. Y es que nuestra unión escapa de la cordura. Es por eso que cuando nos ven juntos, la gente piensa que estamos locos. Razón no les falta. Pero su razón, escapa de nuestra incumbencia.

Continuará

Por mí y por todos mis compañeros.

Me falta tiempo, me falta tiempo por todas partes. Tiempo para estudiar todos los exámenes que se han concentrado en las dos semanas que nos quedan hasta las evaluaciones. Tiempo para agradecer todas las cosas buenas que me han pasado en este curso. Tiempo para despedir, tiempo para poder tocar el verano, aunque sea con las puntas de los dedos.

¿Te acuerdas cuando el tiempo parecía no avanzar a principios de febrero, o el lunes a primera, o el viernes a última, o cuando el profesor se retrasaba justo antes del examen? Que inconscientes somos cuando estamos sujetos a la rutina, no nos damos cuenta de que el tiempo pasa. Y muy rápido.

No es hasta que me paré a pensar y a hacer inventario cuando me di cuenta de que, en mi mente, estos cuatro años de instituto parecen una recopilación de fragmentos de locura y felicidad a cámara rápida. Claro que no ha sido el musical lleno de fiestas y de apuntes volando por los aires que prometían las películas de Disney, pero quizás  ha sido mejor.  (Por desgracia creo que no todos saben apreciar lo afortunados que somos de poder ir a clase, algunos lo ven como un deber y no se dan cuenta de que hay niños en otras partes del mundo que desearían ocupar el asiento que ellos se limitan a calentar.)

Tengo pilas de abultados cuadernos saturados de tinta y hojas sueltas, y libros de texto con las esquinas redondeadas de tanto pasar páginas, y agendas manoseadas y llenas de historias, de deberes, de fechas de exámenes, de frases de los profesores.  Pero tengo, y esto es lo más importante, muchas de ganas de seguir aprendiendo, de seguir madurado, de seguir descubriendo,  de comerme el mundo. Y eso se lo tengo que agradecer a todos los profesores que me han dado clase, desde 1º de infantil a 4º de la ESO, y que se han esforzado por inculcarme no sólo sus conocimientos sino también sus valores , creo les debo parte de lo que ahora soy. 

Y gracias también a tres personas con las que, hace poco tiempo, comencé un blog.


                                                                                                                              María Moya

lunes, 30 de mayo de 2016

El libro de las mentiras.

























Yo cumplo todas mis promesas.

















Santiago García García

Cartografía de un año

"Este poema que nunca terminaré
se parece a nosotros."

No sé si estamos muertos o si será esto el ocaso de la primavera. Sé poco acerca de boleros y de aleluyas, no recuerdo milagros, o la estación en que llegué a quererte.
Es mayo y el cielo está arañado. El Sol viene haciendo un gesto, y brilla, y te sonríe, para después marchar. Hoy todos los caminos son de barro, piedras y alambre, y mi cama de cristal frío. Hoy que acechan y se despliegan, traidoras, rosas heladas, tardías, rotas de septiembre; hoy no termino de encajar aquí, no sé aún cómo gobernar esto.
Estaba tendida en la acera, con un pie temblando en la boca del lobo, canto rodado, pusilánime, desgastada ya de tanta ruina. Esto ha sido como un viaje en noria en un año como una náusea. Para entonces todos los meses eran noviembre aunque el Sol viniera a engañarme. Todos los días desde el peor día son ya innombrables, incorpóreos, interminables.
La soledad me tiende su mano y me agarra suavemente la cintura. Con su cálida voz me dice que espere, que duerma, que hoy tampoco vendrás.
Pienso que los nombres que corrompieron mi aura de marfil se han llevado consigo mi sueño. ¿Cómo se sale de aquí? ¿Qué gota enturbió este arroyo?
Me suelto, corro y respiro. Vuelvo. Reluzco. Como nueva. Como siempre.
Remuevo jirones. Corceles blancos. Se oyen violines. Llegas.
Era septiembre. Rumor de cansancio. Tu nombre y renglones en blanco. Oportunidad.

Y ahora es mayo y el cielo está arañado y el Sol sigue viniendo, pero ya no me engaña ni un minuto más.
Aún tengo un poco de miedo. Jamás destilé tanto mi vida. Nunca respiré aire nuevo tan sucio. Trazando curvas sin fin ni principio. Cerrando círculos. Hacia dónde irán.
(Como nosotros...
...Como nosotros.)

Este año, este curso y este blog en particular, ha sido puente, camino y viaje, ha sido verme rota por los puños, ha sido la empuñadura de un cuchillo clavado en mi costado, ha sido correr sin aliento, deshilacharme, gritarle al cielo, depurar mi mente; ha sido Letras y Bellas Artes, letargo y a veces vida. Y espejo donde mirarme y carne de mi carne, y punto de inflexión de "mira, para, cambia". Mi maná; el «soy» por el «he sido», el «fui» por el «seré». Sol que llegó, débil, tenue y desteñido. Luz que se irá.
Lo que he escrito aquí ha sido mi corazón por capítulos. Si no se anda con cuidado podría a usted salpicarle un borbotón de sangre y duelo de algún título. No tema: es dura y arde, pero es mi sangre y está limpia. Sin usar.
Más o menos, por resumir, he aprendido a hacer cosas bonitas en el peor año de mi vida. A veces uno tiene que alejarse para verlo todo; me marcharé para saber que respiro, me marcharé entera, sin lo roto; me adelgazaré en besos, pasos, ecos...

(Andrea)

Más de 240 días

Zaragoza, Mayo del 2016

''Mi madre solía decir que, algún día, muchos aprenderán a dibujar sus pensamientos, y la magia de guardar las palabras se extenderá, y será un gran conjuro contra el olvido''

Atrás quedaron los días de principio del otoño cuando comencé mi andadura por las redes sociales sin haber tenido nunca experiencia en ello y menos en escribir en un blog mis sentimientos, vivencias o las cosas que me hacían reflexionar.
El camino que tenía por delante era arduo y difícil y lleno de incertidumbres, pero como todo en esta vida consiste en comenzar, así lo hice, comencé.
Nervios, dudas y el no saber si lo que escribiría sería del agrado de todos fueron los primeros pasos que guiaron mis reseñas.
Han sido muchas, algunas más acertadas que otras, pero todas escritas desde lo más profundo de mi corazón y con ganas de agradar y nunca imaginé que una chica como yo, un poco tímida y sin experiencia en este campo pudiera llegar a tantas personas. Ha sido gratificante que mis opiniones, mis lecturas de libros... hayan resultado interesantes o atrayentes o solamente curiosas para tanta gente.
Gracias a todos por vuestro apoyo. Parece que fue ayer cuando me sumergí en este mundo y sin embargo ya han pasado más de siete meses, veinte entradas ya escritas y veinte trocitos de mi corazón en cada una de las reseñas publicadas. Y gracias a las curiosas combinaciones que tejen los hilos de la vida un grupo de cuatro estudiantes, formamos Corrientes Viandantes. Tardes de quedar, de grabar, de reír, de pensar, de hablar y de escribir, tardes de conocernos como personas y amistad que perdurará para siempre.

Esto no es el punto y final, sino sólo los puntos suspensivos de un camino que de momento, termina aquí.


María Perisé

domingo, 29 de mayo de 2016

Mi no-despedida al lápiz y al papel.

Supongo que tuvo que ser así
(al menos no ha muerto nadie)
que tenia que durar para siempre
para que durase.

Pero
seguiré buscando tus besos en otros labios
y seguiré escribiéndote
con otro nombre de destinatario.
Y acabaré como empecé,
con una despedida formal
y un nos veremos, hasta luego.
Que ya sabes que,
es hablar contigo
y tener los bolsillos
llenos de finales felices.

Cuando quieras/puedas
ven a por ellos.

Santiago García

Oído en clase.

(Oda a los profesores.)
La energía eléctrica de la parrilla 
Se transforma en energía calorífica
Cuando se tuestan las chuletillas.
Locos de la colina, compañerico del metal, colega de la vega
Normandía no se rendía.
A por ellos que son pocos y cobardes.
Japón se rindió y la guerra se acabó.
Este ventano esta chucho.
La película esta del helicóptero que llegaba
A una isla y hacia buf-pumguiii!
Ya pusieron la cadena a los manditos
Linda muchachita (XX) y lindo muchachito (XY)
Cuando llegue el correo se oirá por toda la bombarda YUHUUU
Hay que hacer las cosas por motivos correctos y no interesadillamente 
Esa es la actitud, pero malditas las ganas, sinvergüenzón
Esto parece una discoteca


Los pronombres son como setas
Jabato veloz
Expansionarse
Fernando VII era un falso, hizo todo eso por postureo
Revolución sin precedente
Te cagas en las bragas de Mafalda
Si, exacto en 1806, justo
En llegando aquí
Ahoranorespiro.

Ahora procederemos a adjuntar:
Sin embargo, no obstante, para empezar, finalmente, pero y en segundo lugar
Para que este texto gane en coherencia.



Hemos reunido a lo largo del curso, una selección inédita de sentencias, oraciones, extractos y frases épicas, trascendentes y/o jocosas de cada uno de los profesores que nos han impartido clase en cuarto de la ESO este año 2016 (Sacadas de contexto). Cada color representa cada una de las asignaturas. Y sin ánimo de ofender, queremos mostrar que este curso no solo han sido codos rojos, callos en los dedos y letras en la punta de la lengua, sino que a lo largo de un curso, se viven más que solo explicaciones de un profesor, de 9 asignaturas, de 6 kilos en la mochila y una pizarra sucia. Con esta muestra de humor, quisiéramos quitarle hierro a todo este embrollo de exámenes que aún nos quedan y terminar todo esto con una sonrisa sincera.

Esperamos de corazón que os encontréis a vosotros mismos en alguno de los fragmentos de la refinada lírica de la composición creada por corrientes viandantes.

Gracias.



jueves, 26 de mayo de 2016

El Gran Gatsby

¿Y quién es el Gran Gatsby? El dueño de la imponente mansión a la orilla del Hudson que parecía tener luz propia en las noches sin tregua, cuando las fiestas a las que todo el mundo está invitado parecían no tener fin. El misterioso anfitrión sobre el que corren todo tipo de especulaciones y rumores sobre su pasado y su fortuna.

En algunos momentos del libro parece que el autor quiere hacerte ver lo despreciable que es Gatsby. Personalmente, a mí me parece una persona maravillosa, tan compleja y rota, con tantos secretos. Nadie lo conocía y yo creo que ni el propio lector al acabar el libro se puede hacer una idea completa de su personalidad. El motivo por el que hace esas fiestas y lleva ese estilo de vida, el empeño y la determinación con la que intenta vivir persiguiendo sus sueños por muy imposibles que parezcan lo convierten en un personaje único.  

Hay momentos en los que parece que estás leyendo poesía por párrafos. Las descripciones son tan poéticas y a la vez usa un lenguaje en un tono tan  sincero y sencillo que te permite deslizarte entre las páginas sin apenas esfuerzo. Pero el libro es un arma de doble filo. Detrás de las fiestas que parecían no tener fin hay una  crítica al consumismo, al ansia de poder, a la ignorancia, a la hipocresía, a la sociedad americana de los locos años 20, que vivía inconscientemente, en una burbuja de felicidad vacía. 

"Pero su corazón era un constante torbellino. (…) Todas las noches ampliaba el tejido de sus fantasías hasta que el sueño, con su abrazo de olvido, ponía fin a alguna escena llena de color. Durante algún tiempo estos ensueños supusieron un desahogo para su imaginación; eran una prueba satisfactoria de la realidad de lo real, una promesa de que la roca del mundo estaba sólidamente asentada sobre las alas de un hada."

"Gatsby creía en la luz verde, en el orgiástico futuro que año tras año retrocede delante de nosotros Se nos escapa en el momento presente, pero ¡qué importa!; mañana correremos más deprisa, (…) Y así seguimos adelante, botes contra la corriente, empujados incesantemente hacia el pasado."

Trailer El gran Gatsby ->https://youtu.be/qDzP8AAZjRI

miércoles, 25 de mayo de 2016

¿Cuándo empezó esta ruina lenta?


Eros, dios de las casualidades románticas, presencia translúcida y eterna, que se abre paso al tiempo para colarse en diversos instantes de la historia para hacer brillar los ojos de los humanos y prenderlos de deseo, a menudo reflexiona sobre lo extraordinaria y conmovedora que es la efímera vida humana, la manera que tenemos de tejer historias, de convivir con el caos. Lo que ve de bello en la tierra son los paisajes cambiantes, perecederos y frágiles, donde todo fluye, palpita, se desintegra.

Paralela a esta historia, Virgilio intenta escribir un gran poema en una Roma nada parecida a la esplendorosa ciudad de templos que se describe en los libros de historia, la capital de un gran imperio, la dueña del Mediterráneo. Es la Roma de las callejuelas estrechas y los ideales traicionados, la decadencia y la miseria, los emperadores, la codicia y el ansia por el poder.

Elisa mujer poderosa, valiente, audaz en un mundo de hombres, huye de Tiro y se convierte en reina de Cartago, Eneas héroe de Troya, vagabundo y derrotado en busca de una profecía y un destino que cumplir, recaba en la costa africana, en Cartago y  como mitos del pasado, almas paralelas que se encuentran sin quererlo, náufragos, desterrados de su lugar de origen, comenzaran a tejer una historia de amor con el fin de recabar en otras tierras para formar un nuevo imperio.


Y así es como escribirán nuestra historia, Yulo, como una gran leyenda y nuestros nombres trascenderán y no moriremos nunca, (No hay por qué tener miedo), así que aunque lo peor haya pasado vamos a quedarnos un rato más los dos juntos, ¿qué tal para siempre?


María Moya
María Perisé
Santiago García

Estos últimos 4 años. (Con censura)


ADVERTENCIA
Esto no es un poema




Los 5 minutos de descanso entre clase y clase.
Quedar en el centro.
Las risas en clase, las lágrimas en la cama.
Su pelo rubio,
Su lengua en mi boca.
Zapatillas nuevas.
Ver una peli en casa de Marco.
Pedir pizza.
Vivir aventuras con Patricia.
Cenar en el mcdonalds,
Finde si, finde también.
Vodka azul con sandia.
El olor a tabaco de su casa.
Calor en el pecho.
Su cintura bonita.
Leer a Quim Monzó en clase de biología.
Ese adiós que nunca pronuncié.
Querer y no poder.
lip syncs' en su cuarto.
(Salir del Armario)
Eliothismo y otros delirios.
Navegar sin rumbo.
Ir hasta su casa y que me deje quedarme.
Saltar la valla.
Robar memorias.
Fotografías del arrebol.
Los tres deseos de siempre.
Cansancio de rodillas y de mente.
Desigualdad.
Oídos taponados y palabras sordas.
La coreografía de cuando éramos “too young to fall”.
La cuchilla de afeitar y sus tentaciones.
Amigos reales y leales.
De febrero a junio donde los días son cada vez mas claros.
El invierno se acerca.
Amor floral congelado.
Leche sin chocolate.
Calor de familia.
Distracciones.
Amar cuando no te lo pidieron.
El recuerdo de tu primer “rollo de verano”.
El aparato y las heridas en la boca.
Labios mojados.
Manos frías.
Su apoyo.
Mis pilares de vida.
El sol entre las nubes.
Ya sabes, lo que dijo el cielo.
Luna de mi vida, escritora de tragedias.
Corazón de papel, manos de tinta.
Suicidas en el puente de Hierro.
Mi película favorita.
Vomitar después del entreno.
Las flores de al lado de casa.
Los pinos talados de mi infancia.
Esperanza.
Pillar el circular 1 para verte.
El 32 para volver del cine.
Romperme las gafas.
La Roux - Bulletproof
Pisadas en el barro.
Correr a las 6 de la mañana en la playa.
Llegar tarde.
40 minutos de bronca con mis padres.
Esperar.
Esperarte.
Dolor de cabeza.
Miedo, estrés y c̶u̶l̶p̶a̶  responsabilidad.
Autoestima de tela de araña.
Barcelona mi ruina.
Carámbanos de hueso,
Para enjaular mi lengua.
Mentiras urbanas.
Espejos rotos.
Grafitis sin terminar.
Media aritmética asfixiante.
Subir las escaleras y que se abra el ascensor.
Silencio mirándote a los ojos y verte cuando los cierro.
Gente estúpida.
Estar solo en el autobús.
Rebeldía innata.
Aguantar como un acantilado.
Amores con obsolescencia programada.
No ser virgen de mente.
Dientes torcidos.
Little schlampe.

Profundo 808 sub-graves de fondo.
Aprender alemán.
Noches de hogueras.
Perderme.
Suciedad en las uñas.
Insuficiencia.
Sevillanos en bañador.
Ser infiel.
Tus dudas.
Entelequia.
Obstrucción mental.
Triángulo isósceles.
Marcador rosa pastel.
Olor a jazmín.
Sudor en la frente.
Sabor a vainilla.
El paraíso en tus piernas.
Adultos incomprendidos.
Entremeses para el alma y descansos para los pies -solo-.
Rozarse contigo.
Amigos sin causa.
Estrechar la mano con desconocidos.
Estruendos eternos.
Viajes en coche.
Cantar a Katy Perry en trío.
Ron con miel y que me zorrees un rato.
Sueños en globo.
Escupir su saliva.
Hacerte reír.
Aprender algo que ya sabes.
Hablar sin rodeos.
Caricaturas.
Fresas sin azúcar.
Ser demasiado demonio para tu cielo.
En plan, sin más.
Escrivivir sin lápiz.
“Carlos, bésame, te dejo.” en mi mente.
14 veranos perdidos.
Torrijas que se caen al suelo

Escuchar sin pensar.
Besar sin ganas.
Tristeza sin tragedia.




Santiago García

Let it all out now.

Voy a aprovechar este momento de tranquilidad y este espacio en el que me puedo expresar libremente, para desatarme las correaras y suprimir la censura. Dejar atrás los velos de seda y las metáforas poéticas para escribirte y que me leas porque si no estás muy ocupado, me gustaría decirte que…
…me encantas chico.
Y como me lo he guardado para mí mismo, no sé qué pensaras, ni si yo te gustare la suficiente o si te gusto o  no. Si eres sincero o si alguna vez se me ha notado y ya lo veías venir… Tampoco sé si estarás subido al coche de otro o si estarás a medio camino o atropellado y no sabes dónde ir. No sé si esteras perdido. No sé qué opinaras de mí, si te gustan mis ojos y el color de mi pelo o si te encantan mis codos o la silueta de mis piernas. No sé si te agrada mi voz, si se te nota en la respiración al oír mi nombre. No sé si te resulto interesante o al menos curioso o si de verdad me sientes cómodo o si esto durara, o durara para siempre o no hay ningún esto.
Pero, si tienes algo de tiempo para desperdiciar, podríamos ir a explorar un rato y averiguar dónde arde lo que arde, surfear montañas, bucear en el cielo y pintar nuestro atardecer desde tu ventana.

Y no sé cuándo, cómo ni por qué me comprare unas zapatillas nuevas, me peinare e iré si me dices ven para leerte y acariciarte y besarte y pasearte y abrazarte y tenerte y quemarte porque me encantas chico, si no estás muy ocupado.

Santiago García.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Bitácora quince: Primera muerte

(O formas de sobrevivir a un naufragio temprano)

En ese instante, justo en ese preciso instante, en ese lugar preciso, y en esa precisa situación, comprendí de pronto algo tan desmesuradamente hermoso que palió durante un rato mis heridas (tan abiertas) de piel de melocotón, que templó por un delicado, breve y preciado tiempo mi sedienta sangre y que, casi como al principio de los tiempos, me estremeció como hacía años que algo no me estremecía. Y a que esta última frase es verdad piso las ascuas y sostengo los ojos infranqueables en miradas infames y me juego mi mano derecha. (Y no la pierdo, no).
Y es pues, que me estremeció -como venía diciendo- como la primera gota de rocío en la mañana: lo sé porque me sacudió absolutamente todos los contornos de mi cuerpo y también parte del alma. Lo sé, porque el arte, muchas veces se mostró más hermoso, pero jamás más puro. Y es que no comprendí sino que mi vida (en efecto, mi vida; mi precisa vida), no podía ser más dulce. Y fue extraño, porque acababa de morir dos días antes. Acababa de gastar en el peor callejón de la ciudad mis siete vidas de una tacada. (Y entonces, todo mi empeño por ser gato, viejo y curtido, no serviría de nada).
Y entonces las discusiones no serían nada, ni las disputas, ni las medias tintas, (ni las medias lunas), ni los brazos dados a torcer, ni los aullidos en la alborada, ni los juramentos de sangre, ni las mentiras, ni los desengaños, ni todos los sueños que alguna vez soñé. Extraño, en fin, descubrir la dulzura, -tan disfrazada-, tras vivir bajo el umbral de la discordia, tras haber pasado tantos días, con sus tantas noches (sin luna ni estrellas), enjugándome las lágrimas en sal, tejiéndome la vida en el rocío de las telarañas, y clavándome las garras en las llagas que creía ya enterradas hace tanto bajo mi piel. (Me equivocaba).
Fue extraño, sí, pero no me extrañé. No podía ser menos. Ni siquiera un afortunado descubrimiento iba a conseguir sacarme de mi atmósfera de humo y cansancio. Me juré una vez, no sin antes sentirme lo suficientemente desdichada, que destruiría todo aquello que me destruyera, que me desvincularía de todo aquello que me desvinculase de mi sitio: de mi vida contradictoria, tan centrifugando, día sí y día también, de esa autobiografía tan acertadamente bautizada como «Historia de un fracaso terminal» o «De cómo llegar a la cima de espaldas». Del bulevar de la amargura. (Y tan triste es jurar eso como pensar que podrás enmascararlo). Porque es mi lugar, mi hogar, porque estoy hecha a él. Y no habría vida sin él, igual que no hay vida sin arte.
Así que fue extraño, pero no me sorprendió. Y no tenía nada más, pero me tenía a mí. Y una cosa estaba totalmente clara: la vida jamás había sido tan dulce. Y -me convencí de ello-, no había, sino en ese preciso instante, y en ese preciso lugar, lugar más seguro en el mundo.

Ni siquiera entre tus brazos.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Lo que se ve por encima de las nubes.

Estoy seguro, yo ya he aprendido suficiente, ¿y sabes?, el día pasara y la vida seguirá, ganaran los mismos y perderán los de siempre, pero quizá si eres paciente, si dejas de correr -y te perdonas- la vida deje de ser ese autobús que se escapa justo cuando llegabas a la parada. Que tú y yo sabemos que solo existe una aspirina para el corazón... y que a veces las medicinas no saben bien cuando aún están en la boca.

Solo quería hacerte saber que no lo vi venir, que no es culpa de nadie. Que no necesito buscar, que ya te he encontrado. Que sin querer haces que todo lo demás desaparezca, y solo quedemos tú, yo y lo que dijo el cielo. Que quiero que mis manos huelan a ti. Que no quiero que seas Peter Pan y que esto sea una historia triste porque no te atrevas a vivir. Que me rindo ante ese helado de fresa. Que no hace falta que sea un día especial, hoy martes 11:27, mañana por la noche, viernes 12, un febrero de año no bisiesto. Que el amor no es algo de lo que te tengas que asustar.

Quiero que la magia del cine desaparezca y que te quedes conmigo cuando se baje el telón. Aquí y ahora. 
Quiero que me acaricies como las olas del mar a la arena, lento, siempre. 
Quiero levantarte la falda, nena. 
Quiero trazar el mapa del tesoro en tu vientre. 
Quiero ser papagayo de tu selva y oso pardo de tu cumbre. 
Quiero llevarte de aventura, viaje de vida y escri(vivir) nuestro atardecer. ¿Qué me dices? ¿Nunca has mirado hacia arriba y te has preguntado qué es lo que hay por encima de las nubes... 



...o a que saben mis labios?




Santiago García


Fuentes: Accidentally in love - Counting Crows
Marwan "El autobús"

Dudas prenupciales.

LEONARDO
(últ. vez Vier. 18:36)

Mira, estoy harto. No sé porque todos los caminos me llevan a ti, no miento, que tú me dices voy y yo ya he llegado, me intento ir y no sé qué pasa que siempre acabo volviendo. Y si no me mareas así no estoy tranquilo. Y si se callara la voz que me dice “esto no ha acabado” tendría miedo.

(Maldito tu padre. Y cuanto duele que no seamos “tú y yo”, por ser tu y yo.Que miér-
coles más malo que empiezas a moverte y se acaba la música. Y cuanto echo de menos cuando teníamos aún esperanza.)

Me dejaste con sed, (sed tenaz que reseca mi garganta) sed de eso que no sé qué es pero que tienes y del cual no tengo remedio sin tu presencia. Una sed de náufrago, de que vaya y no quieras y me vaya y llores por mí ausencia. De que te resistas y que te resistas y que me provoque, cielo, y el tiempo que pierdo sin morirme a tus pies es tiempo perdido y tiempo en el que olvidas que yo sigo aquí y nada ha cambiado. Y date cuenta por favor, algún día, de que no lo quisiste a él y que me duele que  prefieras una tumba clavada en su tierra antes que una vida amarrada a mi brisa.

Pero estoy harto ya de perseguirte como el sol a los búhos, día sí, día tan (bien). Por qué no sé cuándo acaba luchar por lo que quieres y cuando empiezo a encapricharme de tenerte. Sé que lo mejor para ti y lo mejor para mi es acabara ya con este ciclo, romper el círculo, aprender a dejarte atrás con toda esa gente que tú crees importante y escapar yo solo antes de volver a mirarte a los ojos (porque si lo hiciera…). Así que no volverás a leer ningún mensaje más escrito por mí.
Juev. 22:42 (✔✔)
Mejor olvídalo, no quería decir eso.
Juev. 23:00 (✔✔)
Oye, estoy fuera, ¿qué tal si sales y hablamos?
Vier. 18:36 (✔✔)



¡Benditos sean los humanos! Yo, que la capacidad de deducción y el “pensar antes de actuar” son mis únicos enemigos. No sé si a veces solo me asusto por nada, ejemplos como este, muchos. En los que el hombre canta y canta pero no actúa según su palabra (como si pudiera). Y no se todavía si se trata de un problema de estupidez o de falsedad, yo ente omnisciente, que no entiende a razones (soy más de que las cosas no tengan explicación) no entra dentro de mi comprensión la duda humana. Me quedo perplejo cuando si quiera se plantean el escapar, ¿escapar de dónde? ¿Escapar de una jaula? La jaula que hacen ellos con sus manos a partir del pájaro alado que es la vida. La duda, ¿de qué dudas? Si sabes que no hay combinación de palabras ni sinfonía ni imagen anclada a la retina que puedan hacerte cambiar de parecer, sacarte de mis manos, sacarte de tu deseo (Maldita sea, ¿no ves que es lo que quieres?). Pero aun que me vean los mortales como camino de rocas, cauce de un río de vida, no es cierto, yo estoy en el tiempo, en sus pensamientos, en los hechos, en las portadas y en cada hoja (no solo al final, no soy el destino, el final del trayecto) y la muerte simplemente forma parte del fin de cada historia, no es ni la daga ni una persona, que aquí arriba estoy yo solo. Y llegados a este punto debería explicar que no soy un amo del mundo aunque haya gente que me confunda proponiéndome nombres, llamándome dios.

Vivo fascinado aún con como la pasión supera todo obstáculo y se abre paso entre las venas, fascinado por la belleza en los actos de fe ciega de amor, de morir por lo que se anhela, morir por lo que se vive. Porque yo no soy camino, cauce o jaula, soy un mero espectador que hace la historia, soy el agua, el viaje y el pájaro que es la vida.

Santiago García